La ratita blanca


Cuentan que la Reina de todas las Hadas mágicas del bosque, convocó un buen día a sus hermanas a un banquete en su palacio. Sin perder un segundo, las hadas partieron con sus mejores atuendos y atravesaron el bosque a toda velocidad, montadas a bordo de veloces libélulas.

La menor de todas las hadas tenía por nombre Alba, y mientras se encontraba camino al palacio, escuchó unos sollozos agitados desde una casita en lo profundo del bosque. Al acercarse al lugar, descubrió dos pequeñines que lloraban desprotegidos y muertos de frío.

Entonces, Alba chasqueĂł sus dedos y la magia prendiĂł fuego a la estufa para calentar a los niños, cuyos padres habĂ­an ido a la ciudad para trabajar y poder comprar alimentos. “Pues hasta que no aparezcan vuestros padres, no los dejarĂ© solos” exclamĂł el hada bondadosa arropando a los pequeñines.

Tiempo despuĂ©s, cuando le tocĂł marcharse, el hada iba por el camino pensando en el terrible castigo que le esperaba por llegar tarde al banquete de la gran Reina. Y tanto fue su nerviosismo, que olvidĂł la varita mágica en la casa de los niños. Al llegar al palacio, la Reina le regañó fuertemente: “Además de llegar tarde a la ceremonia, tambiĂ©n eres capaz de olvidar tu varita mágica. Te castigarĂ© por tu mal actuar”.

El resto de las hermanas, compasivas, pidieron a la Reina que el castigo no fuera eterno. “SĂ© que todo ha sido por una buena causa, asĂ­ que tu corazĂłn bondadoso sĂłlo será castigado por cien años, y durante ese tiempo, andarás por el mundo en forma de ratita blanca”.

De esa manera, queridos amiguitos, cada vez que vemos una ratita blanca, significa que Alba aún no ha cumplido su castigo, y que anda por mundo cuidando a los niños que se quedan solos sin sus padres.

Publicar un comentario

2 Comentarios